¿Son las necesidades de la sociedad o las del mercado las que motorizan el desarrollo tecnológico?
Desde los orígenes de la
humanidad, el ser humano se ha vinculado con el medio que lo rodea, tratando de
satisfacer sus necesidades, obteniendo de la naturaleza aquello que le
permitiera subsistir. Los actos que le dieron acceso a los objetos fueron
sistematizándose en técnicas; diversas técnicas que se fueron imbricando en las
actividades humanas, las que también
fueron originadas para usar e intervenir tales objetos. En esta dirección, este
podría ser un claro argumento para determinar que las necesidades sociales son
quienes impulsan el desarrollo tecnológico. Sin embargo, como lo menciona
Puentes (2011), hay perspectivas tradicionales que le otorgan a la tecnología
un carácter autónomo, que sigue sus propias leyes, con el atributo de
condicionar el cambio y la estructura sociales. Esto pondría entonces, en
segundo plano las necesidades del ser humano, para atribuirle un carácter
inexorable al desarrollo tecnológico.
La
fuente más importante de cambios sociales, a lo largo de la historia, son las
innovaciones tecnológicas. Ciertas tecnologías acaban afectando, según este
punto de vista, a todos los ámbitos sociales: las instituciones, las formas de
interacción, el imaginario cultural e, incluso, las cosmovisiones.
(Puentes,
2002, p.3)
Entonces, todos los ámbitos sociales están atravesados por la
tecnología, y como lo explican Thomas Buch, Hernán, Fressoli y Lalouf (2008):
La
existencia del hombre y de la mujer en la Tierra (y en el espacio exterior,
¡claro!) es impensable sin tecnologías. Haga usted un ejercicio mental. ¿Cuál
de las actividades que realiza cotidianamente es posible sin recurrir al uso de
alguna tecnología?, ¿despertarse?, ¿bañarse?, ¿desayunar café, jugo y
medialunas?, ¿viajar a su trabajo?, ¿su trabajo?, ¿o, tal vez, ir al cine o al
teatro? (p.1)
Todos los actos mencionados anteriormente están
atravesados también por otro factor: el mercado. Despertarse requiere de un
despertador, bañarse de una grifería y una empresa que nos provea el agua, para
desayunar necesitamos alimentos, etc. Por lo que el mercado necesita satisfacer
este conjunto de actividades, exigiendo una fuerte presencia tecnológica. Desde
esta perspectiva, podríamos pensar entonces que son las necesidades del mercado
las que motorizan el desarrollo tecnológico. Lo que no deja de estar a simple
vista, es la relación estrecha que existe entre sociedad, tecnología y mercado,
ya que el uno satisface las necesidades y demandas de los otros. Quien brinda
una perspectiva que puede dar indicios de esta relación, es el autor Pinch (1997):
“La tecnología
forma parte de un tejido sin costuras de la sociedad, la política y la
economía. Por ello, el desarrollo de un artefacto tecnológico, como una lámpara
incandescente de alta resistencia, no es simplemente un logro técnico; inmerso
en él se encuentran las consideraciones sociales, políticas y económicas.”
De este modo,
y tomando como referencia los estudios tecnológicos que menciona Puentes (2011), se puede observar un esquema
en el que tanto sociedad, como tecnología, se encuentran en una relación
simétrica y compleja, y que ni el mercado, ni la sociedad pueden determinar de
forma independiente y aislada el desarrollo tecnológico.
Bibliografía:
Bibliografía:
● Thomas. H. y Buch, A. (coord.) (2008) Hernán T.;
Fressoli, M. y Lalouf, A. Introducción en Actos, actores y artefactos.
Sociología de la tecnología. Bernal: UNQ. Extracto, páginas 9-13. (2020-Intro-Actos-actores-y-artefactos.pdf)
● Aibar Puentes, E. (2001) Fatalismo y tecnología: ¿es autónomo el desarrollo tecnológico?. UOC. (2020-Fatalismo_y_tecnologia-Aibar.pdf)
● Aibar Puentes, E. (2001) Fatalismo y tecnología: ¿es autónomo el desarrollo tecnológico?. UOC. (2020-Fatalismo_y_tecnologia-Aibar.pdf)
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